"No quiero tu voto, sólo que mires"..
Proyecto propuesto por Alfredo Guierra, quien mantiene una preocupación por la ciudad de Montevideo y genera una candidatura ficticia junto a la compaña electoral.
El equipo de asesores, economistas y políticos en esta ocasión serían artistas y formarían parte del grupo profesional del candidato a la intendencia. EL hecho de que nunca hay artistas en éste ámbito ayudaba a desmitificar el papel del arte y el diseño en las políticas.
Fueron así un grupo de colegas preocupados por la sociedad y que buscaron mostrar la sinergia entre sus ocupaciones y la política, generando nuevas puertas que se abren a un futuro mejor.
"Qué tenés para Montevideo?"...
2010, año en que se presentó Alfredo Guierra como candidato ficticio.
La exposición con el proyecto tenía la generosidad de mostrar diversas ideas para mejorar la ciudad desde el ámbito sustentable y que abarcaba todas las áreas, desde jardinerías, transporte, arquitectura, etc.
"El progreso no es tirar y empezar de nuevo"..
A partir del auge de las redes sociales nace una etapa en la que se hace un lanzamiento desde el 2015 con la intención de profundizar en las mentes de todos los ciudadanos y poder mostrar ese proyecto de arte que hablaba de todo lo que se podía hacer para Montevideo.
Se mostraron interesados muchos profesionales y además se realizaron conferencias y reuniones con los candidatos reales del momento político que se vivía. Lo lindo del momento es que en la agenda de los partidos hacía falta soluciones que eran como las que Ghierra presentaba, el ruido en las redes generaba agua para los molinos que querían construir todos los políticos.
Casas como éstas, recicladas para mil usos más, son ejemplos de la belleza arquitectónica que puede permanecer en la imagen de una ciudad.
Los nuevos proyectos que se han ido considerando por su bajo costo conlleva a destruir todo lo antiguo para construir edificaciones más altas y que se pueda vender más. Pero la verdad es que estamos dañando nuestra fachada por algo que no presenta valor cultural.
Una política honesta y preocupada no realiza actos como estos y tampoco redacta nuevas leyes que permitan cambiar el patrimonio de todos.
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